Neruda y los números de Fibonacci.
Veinte Poemas de amor
En
matemática, la sucesión de Fibonacci es la siguiente sucesión infinita de
números naturales:
0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55
La
sucesión comienza con los números 0 y 1,2 y a
partir de estos, «cada término es la suma de los dos anteriores; y a
los elementos de esta sucesión se les llama números de Fibonacci. Esta sucesión
fue descrita en Europa por Leonardo de Pisa, Fibonacci, matemático italiano del
siglo XIII.
Tiene numerosas
aplicaciones en ciencias de la computación, matemática y teoría de juegos. Aparece
en configuraciones biológicas, como las ramas de los árboles, la disposición de
las hojas en el tallo, en las flores de alcachofas y girasoles, en la
configuración de las piñas de las coníferas; en la estructura espiral del
caparazón de algunos moluscos, como el nautilus. Es una serie de números mágicos.
Pablo
Neruda, seudónimo de Ricardo Neftalí Reyes (julio de 1904, septiembre de 1973)
fue un poeta chileno, ganador del premio Nobel de Literatura en 1971. Una de sus obras, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, publicada
en 1924, tiene 21 poemas. Un número de Fibonacci. ¿Sabía Neruda eso, o es que
la matemática y sus números mágicos, también tiene formas misteriosas de
infiltrarse en la actividad creativa? No lo sé, no importa. La Matemática es hermosa,
y misteriosa, la poesía es hermosa y para muestra basta un botón. Les presento
el Poema 20.
Poema 20
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y
tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento
de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la
quise, y a veces ella también me quiso.
En las
noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé
tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me
quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no
haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar
que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la
noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el
verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué
importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche
está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es
todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma
no se contenta con haberla perdido.
Como para
acercarla mi mirada la busca.
Mi
corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma
noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros,
los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la
quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz
buscaba el viento para tocar su oído.
De otro.
Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz,
su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la
quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan
corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en
noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma
no se contenta con haberla perdido.
Aunque
éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos
sean los últimos versos que yo le escribo.
Referencias
Sucesión de
Fibonacci
Pablo Neruda
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.